Hacía años que se debatía animadamente sobre quién fue el autor de la Oración de la Serenidad, y su origen sigue siendo algo incierto, pero es probable que el autor fuera el Dr. Reinhold Niebuhr, bien conocido teólogo, que sirvió durante muchos años como decano y profesor de Teología Aplicada en el Union Theological Seminary de la ciudad de Nueva York. Los Archivos Históricos de la OSG pueden suministrar a petición más información sobre el origen histórico de esta oración.
Alcohólicos Anónimos se enteró de la existencia de la Oración de la Serenidad en 1941, cuando apareció publicada en el diario New York Tribune. Al leerla, Ruth Hock, no-alcohólica, la primera secretaria de A.A., se quedó inmediatamente impresionada. El personal de la sede propuso imprimir la oración en una tarjeta para distribuirla a los miembros de AA.
El 12 de junio de 1941, Ruth escribió una carta a Henry S., un miembro de A.A. que vivía en Washington, D.C., de profesión impresor, diciéndole:
“[U]no de los compañeros de aquí nos trajo un recorte de un periódico local que es tan acertado y les gusta tanto que me han pedido que te pregunte cuánto costaría imprimirla en una tarjeta pequeña, parecida a una tarjeta de visita, que se puede llevar en la cartera…aquí está el texto…te agradecería que me contestaras cuanto antes.
Henry respondió inmediatamente y con gran entusiasmo:
“Las tarjetas están de camino y felicitaciones al hombre que descubrió el texto en el periódico. No recuerdo haber visto ninguna frase con tanto impacto y durante el día se la enseñé a los A.A. que han pasado por aquí y todos me han pedido copias. Les envié 500 copias ya que no me han dicho cuántas querían. Si quieren más, díganmelo. Te digo de paso que yo soy un canalla solamente cuando estoy borracho, espero. Por supuesto que no les voy a cobrar nada por una cosa de este tipo”.
Ruth respondió nuevamente el 17 de junio diciendo:
“Todos nos sentimos muy agradecidos por tu generosa respuesta a nuestra solicitud de imprimir las tarjetas. Encantada de que les guste también a tantos de ustedes allí, porque sirve para reforzar mi impresión de que la oración realmente tiene ‘algo’”.